El Centro de la Comunidad Redemptor hominis de Mbalmayo
El Centro de la Comunidad Redemptor hominis de Mbalmayo, a lo largo de su presencia pluridecenal en la diócesis homónima, vivió momentos y funciones diferentes. Sin embargo, siempre ejerció un aspecto importante de la misión: el de la acogida, del compartir la fe y de la profundización en ella con las personas y los grupos de los fieles.
En la reflexión teológica sobre la misión se ha insistido mucho, haciendo referencia a los pasajes de la Evangelii gaudium del Papa Francisco, en que la misión es “en salida” (n.º 20). En cambio, se ha dejado en la sombra lo que el Santo Padre subrayó en el mismo documento: la acogida, la evangelización de persona a persona (cf. n.os 127-129); de hecho, él puso la escucha y el diálogo con las personas concretas como “lugar” propicio para el anuncio.
“La Iglesia no crece por proselitismo –escribió el Papa– sino por atracción” (n.º 14). Él invitó a redescubrir y transmitir “la mística de vivir juntos” (n.º 87), la lógica de la fraternidad (cf. n.os 87-92). El Papa exclamaba: “¡No nos dejemos robar la comunidad!” (n.º 92).
En este sentido, en la experiencia de los últimos años, muchos signos nos han llevado a insistir más en el testimonio de vida de la Comunidad, que naturalmente permanece abierta y partícipe de la pastoral de la diócesis, de su dinamismo y de su crecimiento, en los sectores formativo, catequético y caritativo. Cada aspecto tiene su lugar y su importancia, y nos sentimos parte integrante de esta Iglesia local, de la cual hoy experimentamos amistad y gratitud.
La Comunidad de Mbalmayo destaca, pues, la profundización en la fe, en la acogida y en el acompañamiento espiritual y cultural de las personas, tanto jóvenes como adultos, que frecuentan nuestro Centro.
El testimonio, a través de una vida sobria y de trabajo con la participación en la pastoral de la cultura del Centro de Estudios de la Comunidad, es también ella un aspecto importante que puede hacer comprender mejor a los fieles cuánto la vida interior y fraterna es fuente de misión y de inculturación.
En la gruta “María, Madre de la Esperanza”
Después de que terminó nuestro compromiso en la parroquia Bienheureuse Anwarite de Obeck, confiada a la Comunidad por casi treinta años, los fieles de esta última mostraron una constancia y una relación de amistad que iban mucho más allá de las actividades realizadas.
De modo personal o en pequeños grupos, siguen expresando su gratitud y compartiendo con nosotros un tiempo de oración y diálogo sobre las alegrías y las dificultades de su vida.
Nuestra casa y la gruta “María, Madre de la Esperanza” se han convertido en lugares de acogida, del compartir, de fraternidad.
Los que antes eran, para nosotros, los fieles de la parroquia que nos había sido confiada se han convertido cada vez más en nuestros hermanos y hermanas, padres y madres en la fe. ¡He aquí la alegría de la evangelización con la que nos han colmado!
Las salas, la gruta mariana, la capilla, los espacios verdes, sencillos pero cuidados, hacen posible esta acogida.
Los adultos y los jóvenes de la parroquia de Obeck, acompañados de su nuevo párroco, vinieron en enero a celebrar la Misa con nosotros, para conmemorar una vez más el camino recorrido juntos y dirigido hacia el futuro.
También los consagrados de la diócesis de Mbalmayo tuvieron algunas reuniones en nuestro Centro y su asamblea general anual el pasado mes de mayo, y celebraron la Misa en la gruta. También éstas son ocasiones propicias para compartir, por lo que las personas nos están agradecidas.
Un vínculo y un compromiso que continúan
Es imposible olvidar todo el amor y la gratitud manifestados por muchos amigos: simples fieles, grupos, sacerdotes, nuestro mismo Obispo, Mons. Joseph-Marie Ndi-Okalla. Pensamos, en particular, en lo que hemos vivido, a través de las visitas y las oraciones por nuestra hermana Silvia Recchi, fallecida hace siete años en Bélgica y cuyos restos mortales reposan en el jardín de nuestra gruta mariana, adonde fueron trasladados por petición de la Iglesia en Camerún.
Silvia trabajó durante treinta años en la Université Catholique d’Afrique Centrale de Yaundé, en el Departamento de Derecho Canónico, como profesora y también como directora. Además, dio un constante aporte a nivel de la Conferencia Episcopal Nacional, de la Unión de Superiores Mayores de los religiosos y, en fin, también en el ámbito pastoral en la parroquia de Obeck, dejando en muchos una profunda impresión y un recuerdo agradecido.
El Departamento de Derecho Canónico de Yaundé, cada año, honra a nuestra Comunidad de Mbalmayo con una visita para rezar con nosotros. También el pasado mes de febrero, los profesores del Departamento, acompañados de su actual directora, la hermana Angèle Makiang, pasaron una jornada con nosotros para rezar y compartir alegrías y esperanzas.
La iniciativa de dos semanas de formación para los consagrados en la Université Catholique d’Afrique Centrale de Yaundé en el mes de julio (La Quinzaine), que en su acto fundacional tuvo a Silvia como una de las principales protagonistas, ahora ha llegado a su 29ª edición y está todavía llevada adelante con entusiasmo por la nueva directora del Departamento. También este año nos invitó y con gusto participamos en ella.
Mirando hacia el futuro, queremos seguir comunicando a esta Iglesia local la belleza de la misión que Dios nos ha confiado y, sobre todo, queremos hacer experimentar a los jóvenes que cada uno en la tierra es una misión que se debe descubrir y vivir en el Amor.
Antonietta, Jeannette, Franco y Charles
Me llamo Eric Ntsama. Tengo 39 años y soy responsable de la asociación de desarrollo de la Fueron años ricos en solidaridad comunitaria, en aporte a la catequesis de los muchachos, en la formación de los laicos y en la participación en la autofinanciación de la parroquia, en vista de la sustentación de las obras de caridad. Todo esto me ha permitido crecer como hombre y como cristiano. Actualmente, me encargo del paso generacional entre los fundadores de la parroquia y los más jóvenes que fueron preparados para asegurar su responsabilidad. En este sentido, aprecio la importancia de permanecer en contacto con los miembros de la Comunidad Redemptor hominis de Mbalmayo, sobre todo con ocasión de las visitas y los encuentros que se desarrollan en su Centro con jóvenes y adultos, y de profundizar en su relación de amistad. En mi compromiso, la preocupación principal es la de garantizar la fidelidad a las intuiciones de la Comunidad que caracterizaron los comienzos del ministerio pastoral de Obeck. Por eso, me he prefijado seguir haciendo del cuidado de los más pobres y de la formación, sobre todo de los jóvenes, la prioridad de “mi misión”. Eric Ntsama |
Conozco a la Comunidad Redemptor hominis desde 2005, cuando me fui a habitar a Obeck. La Comunidad Redemptor hominis es, para mí, una verdadera familia y su Centro, adonde voy regularmente con mis hijos o con los otros miembros de los grupos parroquiales, siempre lo he considerado un poco como mi casa. La amistad y la formación que recibí me permiten seguir adelante con dignidad y coraje. Rosalie Enyegue |
(Traducido del italiano por Luigi Moretti)
10/12/2024