A los feligreses de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Ypacaraí (Paraguay)

 

Mis queridos amigos:

Lo que les digo hoy no es nada nuevo, respecto a todo lo que les he anunciado en todos estos años, en nuestra querida ciudad de Ypacaraí.

La única diferencia consiste en el hecho de que, si ayer eran cosas que podían resonar casi como teóricas y lejos de lo vivido cotidiano de ustedes, hoy estas mismas cosas constituyen su experiencia de cada día y se ponen, también, como una cuestión de vida y de muerte.

Y nuestro Dios es el Dios de la vida y no de la muerte.

Esto nunca lo olviden.

Cuando aun era Obispo de Buenos Aires, el cardenal Jorge Bergoglio, hoy el Papa Francisco, declaraba en una entrevista:

“La Iglesia defiende la autonomía de las cuestiones humanas. Una sana autonomía es una sana laicidad, donde se respetan las distintas competencias. La Iglesia no va a decirles a los médicos cómo deben realizar una operación. Lo que no es bueno es el laicismo militante, el que toma una posición antitrascendental o exige que lo religioso no salga de la sacristía. La Iglesia da los valores, y ellos que hagan el resto”[1].

La Iglesia, también en este momento tan difícil que estamos viviendo en todo el mundo, está llamada a proclamar los valores de la vida y de la defensa de los más débiles y marginados.

Pero –volviendo al Papa Francisco– la Iglesia no va a decirles a los médicos cómo deben realizar una operación o cómo deben debelar el Coronavirus.

Por eso, con gran humildad y respeto de las diferentes esferas de competencia, debemos aceptar lo que nos dicen los expertos en el campo.

El pasado 21 de marzo, el representante en el Paraguay de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), Luis Roberto Escoto, reiteró que son muy importantes el lavado frecuente de las manos y quedarse en casa para evitar la propagación del Coronavirus, que ya se cobró su primera víctima en el país. “Es vital quedarse en casa para no expandir el virus. Es sumamente importante lavarse las manos porque el jabón mata el virus”, dijo Escoto en la entrevista con Telefuturo.

Queridos amigos:

Es vital quedarse en casa.

Haciendo así, sacrificando nuestra libertad, nosotros –como afirma el Papa Francisco– defendemos la autonomía de las cuestiones humanas y vivimos el tiempo de la preparación a la Resurrección del Señor, como el Señor hoy quiere y no como nosotros o como los mercantes de la fe quieren.

Por lo tanto, como nos lo ha pedido nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, después de la oración del Ángelus del domingo pasado, el próximo miércoles 25 de marzo todos juntos, en nuestra casa, vamos a recitar el Padre Nuestro.

Hagamos la voluntad de Dios y no la nuestra, y la voluntad de Dios hoy consiste en obedecer a quien tiene competencia en el campo de la salud, y así abrazaremos la voluntad de Quien nos ama más de lo que nosotros podamos amarnos a nosotros mismos.

Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo, y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

Amén.

 

P. Emilio Grasso

 

 

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[1] J. Bergoglio - A. Skorka, Sobre el cielo y la tierra, Random House Mondadori, Barcelona 2013, 133.

 

 

 

23/03/2020